Pero no le va a resultar fácil convertirse en expresidente del gobierno. Antes tiene que ganar una carrera de obstáculos digna de programa televisivo de humor amarillo, donde el premio seguro para los concursantes, obligados una y otra vez a besar el fango, es hacer el ridículo. Pedro Sánchez tiene en contra a la derecha –con mayoría absoluta en el senado–, a Susana Díez –aspirante a ocupar su silla y líder del mayor caladero de votos del PSOE–, a los barones y a muchos militantes de su partido. Tiene en contra al sentido común, por no hablar del sentido de Estado. Pero también tiene en contra a los partidos con quienes pretende cogobernar de manera insostenible
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