Así que McDermott, en la línea del Pedro Páramo de Juan Rulfo, le hizo creer al mundo, incluida su abnegada novia, que había muerto, concretamente en un viaje en barco que realizó en 2005. El mar, intransigente ante la mentira, no devolvió su cuerpo a la orilla. Pero como la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, han encontrado finalmente su cadáver tomándose unos mojitos en ese lugar paradisíaco donde los muertos en bancarrota llevan vidas ociosas.
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